¡Ante el Gasolinazo, organización y lucha!
Ciudad de México a 4 de enero de 2017.
Al Pueblo de México.
A las organizaciones populares.
A la Sociedad Civil.
Compañeras y compañeros.
El gobierno federal ha anunciado, a través de la Secretaria de Hacienda y como producto de la Reforma Energética (aunque traten de negarlo enfáticamente), la liberación de los precios del petróleo a partir del primero de enero de 2017. Como resultado inmediato, hay ya incrementos a la gasolina magna, premium y diésel, cercanos al 20%. Esto, sin lugar a dudas, generará inflación y carestía. Vivimos en una sociedad que depende en mucho, para el traslado de mercancías y bienes de consumo, de vehículos que circulan con base en dichos combustibles fósiles.
Existe en un primer momento una molestia profunda de las clases medias quienes vislumbran a lo inmediato el impacto, en el mismo momento que deban llenar nuevamente los tanques de sus vehículos. Muy pronto, y no quepa duda de ello, ese descontento será generalizado, no porque así se desee, sino simple y llanamente porque la carestía nos impactará a todos, los productos básicos comenzarán a subir en cascada y las finanzas familiares serán seriamente afectadas, principalmente las de los que menos tienen.
Algo que no he leído hasta hoy en ningún analista, es que este es el primero de, al menos, tres impactos inmediatos. Veinte días después tomará posesión del Gobierno de los Estados Unidos Donald Trump, de quien todos sabemos la beligerancia de su discurso en contra de nuestro país. Su simple llegada, seguramente impactará el tipo de cambio de manera negativa y con ello, de nuevo los costos de un importante número de mercancías y bienes de consumo. Aún antes de llegar, FORD acaba de anunciar el retiro de México de una inversión de miles de millones de dólares, para aquellos ingenuos que creen que no hará todo lo que prometió en campaña. Además, podemos esperar deportaciones masivas de miles de connacionales que llegarán a nutrir más el ejército industrial de reserva, ante la falta de oportunidades en el país, pero también a nutrir el ejército de mexicanos sin oportunidades, con molestia y hastío, sin respuesta, gente a quien, si convocamos de manera adecuada, podemos sumar a un proceso organizativo que impulse una transformación de fondo en el país. El Gobierno Federal no tendrá una política digna y de defensa de los mexicanos ante las agresiones de Trump. Como prueba de ello acaba de anunciar el nombramiento de Luis Videgaray Caso como Secretario de Relaciones Exteriores. Seguramente al magnate le faltan aduladores.
Catorce días después, el tres de febrero, se volverán a actualizar los precios de las gasolinas. Esto ya lo anunció la Secretaría de Hacienda. ¿Alguien cree que el gobierno desatará un descontento social tan grande para, un mes después, bajar los precios o subirlos levemente? Sería ingenuo pensarlo. Qué el gobierno haya indicado un mega incremento el primero de enero y en ese mismo momento anuncie que habrá un segundo ajuste el tres de febrero solo indica que el incremento será mucho mayor y lo dividieron en dos momentos para tratar de minimizar el impacto. ¡Cómo si el impacto se pudiera minimizar! Simplemente ya anunciaron alzas también a las tarifas eléctricas y al gas, mismas que ya se aplican a la población.
Todo lo anterior puede muy probablemente desencadenar lo inesperado. Es decir. Vivimos en crisis y pérdida de poder adquisitivo desde que ingresó el neoliberalismo y los tecnócratas han conducido la política económica del país. Yo por ejemplo, desde el año de mi nacimiento no he conocido jamás un año de crecimiento económico real. Pero los tecnócratas siempre se habían enorgullecido, y esa era su coartada, de mantener la disciplina y variables macroeconómicas en una estabilidad “envidiable”, es decir, aunque el pueblo sufría y se empobrecía, entregaban buenos resultados a los seguidores del Consenso de Washington. Sin embargo hoy es muy probable que también los indicadores macroeconómicos del país se caigan por los suelos. Ya la calificación riesgo del país por Standard and Poor’s ha bajado de manera drástica, y eso anterior a todo lo que se viene.
A esto sumemos estados profundamente saqueados por satrapías, como Veracruz, Quintana Roo, Chihuahua y la mayoría de los gobiernos estatales que actúan como virreyes y una deuda externa e interna con niveles de alarma, pocas veces antes vistos. No creo exagerar si digo que lo que está por venir, ninguno de nosotros lo hemos visto en esa magnitud. Es posible que la crisis de 1995 se convierta en un “bello recuerdo” ante el escenario que se ve para nuestro país a lo inmediato y en el mediano plazo.
Ante ello veo muchos compañeros y compañeras contextualizando el tema en quien lo habrá de capitalizar en 2018. No me cabe la menor duda que el escenario que están creando es más que favorable para Andrés Manuel pero, camaradas, pensar en el 2018 saltándonos mágicamente 2017 y el mismo 2018 puede ser un error garrafal. La necesidad de la gente no se quedará parada esperando la redención electoral. Hoy es momento de lucha y tenemos un pueblo con gran tradición de lucha y de resistencia. Tienen hoy que ponerse a disposición de su país y del futuro de nuestros hijos, los esfuerzos de todas las mujeres y hombres dignos que no habremos de permanecer en silencio ante la ignominia. Que otros mezquinos hagan los cálculos electorales, nosotros debemos llamar a la lucha general ante la emergencia nacional.
No olvidar que en política los vacíos de poder tienden a llenarse y que en últimas fechas las declaraciones del General Cienfuegos, azuzan a una militarización del país. El ejército ya está en las calles, tomando en muchos casos mayor poder que la autoridad civil. Se encuentran crecidos y envalentonados. Es bastante peligroso dicho empoderamiento, que da tentaciones incluso golpistas, lo cual no es un escenario imposible si quedamos impávidos ante lo que viene.
El país se le puede salir de las manos al gobierno y la clase política toda (ningún partido se salva) no hemos sabido reaccionar.
El pueblo en cambio, como siempre dándonos grandes lecciones, reacciona de manera importante. Hay estallidos enormes a lo largo y ancho del país. Toma de gasolineras, carreteras, marchas, movilizaciones, protestas. Indignación permanente. Los ciudadanos de a pie están encabronados. Están hartos, pero esto no es suficiente. Razones para estar hartos de este gobierno sobran. En cualquier país medianamente organizado temas como la Casa Blanca, la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, la Reforma Energética, el título falso, la complicidad con gobiernos clara y demostradamente ladrones, la sumisión ante Trump y muchos más, cualquiera de estos temas daría para la renuncia de Peña.
Sin embargo, ante nuestra tolerancia que parece infinita, él nos sigue probando. A ver hasta cuando aguantamos.
Líneas arriba decía que el descontento, el encabronamiento y la protesta no son suficientes. Nunca lo han sido. Aun cuando las protestas se desborden y se hagan absolutamente masivas. En el mejor de los casos pueden llegar a servir hasta para tirar gobiernos, pero no fundamentalmente para cambiar el rumbo, la conducción, el modelo.
La diferencia estriba en dos factores. Conducción Política y Organización. La segunda deriva de la primera.
La protesta generalizada, sin conducción política tiende a caer en el caos, es fácil de infiltrar y desprestigiar y el gobierno la sabe llevar a desgaste, e insisto, aun cuando triunfe, es incapaz de capitalizar dicho triunfo ante la ausencia de propuestas unitarias del modelo a seguir.
¿Cómo lograr la conducción política ante un movimiento tan grande y plural?
Considero que, a lo inmediato, se tiene que convocar a la creación de un Frente Nacional Ante la Emergencia Nacional.
Una condición para que esto funcione es entender que es un proceso de lucha amplio, en donde no caben los protagonismos y oportunismos fatuos. Donde cabemos todos sin mezquindades ni sectarismos. Tenemos que aprender del pasado. En la lucha contra la Reforma Energética, mezquinos cálculos electorales nos impidieron unir la lucha de resistencia. La Reforma pasó y hoy la padecemos todos. Habrá que ver si queremos seguir en las mismas condiciones. De ser así, seremos nuevamente derrotados.
En este Frente se tiene que convocar a las organizaciones de la sociedad civil, a las organizaciones obreras y campesinas (todas, no importa su filiación, si están dispuestas a ir en esta lucha), a los partidos políticos, con o sin registro que quieran participar. Debemos tener la capacidad de convocar y convocarnos a organizarnos territorialmente y por sector. Es momento de convocar a los estudiantes que, siempre generosos, pueden responder con prontitud ante la emergencia que se vive. En fin, a todas y todos aquellos que queramos cambiar el país.
Para convocar necesitamos consignas que nos aglutinen. Que nos hermanen y nos hagan ver un objetivo común. Eso es lo que permitirá organicidad y conducción política. A la par nos dará un objetivo de lucha y nos permitirá medir el éxito de nuestra lucha.
Sé que el gobierno de Peña Nieto ha cometido muchísimos agravios y cometemos el error de, en la intención de agrupar más, hacer un pliego de demandas interminables en las que no todas y todos coincidimos y que dispersan el objetivo final. Las luchas exitosas logran condensar en pocas demandas el sentir generalizado, sin que eso implique que nadie de los que se sumen renuncie a sus intereses, luchas y programas específicos, pero que permita la unidad más amplia que se pueda alcanzar.
Considero y me atrevo a proponer que las dos demandas centrales que serían capaces de aglutinarnos a millones en el frente más amplio posible serían
- La renuncia inmediata de Enrique Peña Nieto.
- La Derogación absoluta de la Reforma Energética y retomar por parte del Estado la rectoría del sector.
Bajo esas dos consignas creo que podemos convocarnos y organizarnos. Que las luchas que hoy son dispersas tiendan a la unidad y que las acciones que hoy son espontáneas se coordinen en un plan articulado que nos lleve al triunfo.
Se bien que no cuento con la representatividad para convocar a algo tan grande. Por ello pongo estás líneas a consideración de todas y todos. Entre ellos a grandes líderes sociales, obreros, campesinos, estudiantiles, partidarios y de la sociedad, para que, si ven en ellas algún sentido y con todos los agregados que se consideren necesarios nos organicemos a lo inmediato y luchemos juntos.
México nos lo demanda. Tenemos, entre todos, la experiencia y capacidad de ganar esta batalla si somos genuinos en el interés de mejorar el país en que vivimos, si renunciamos al oportunismo, a la mezquindad y al sectarismo. Si ponemos a México por encima de nuestros intereses particulares o de grupo.
Si no lo hacemos, el movimiento de todos modos va a crecer, pues aún viene lo peor. Pero carente de conducción y sumido en la espontaneidad y el voluntarismo, no pasará de ser una gran catarsis colectiva y una época negra, de sufrimiento para nuestra sociedad.
Abrazo fraterno.
Luis Antonio García Chávez, Franky
Suscribo a título personal y soy responsable único de lo aquí expuesto, aunque soy #OrgullosamenteGalileo